TRASLADO EFECTUADO.

Para los que me interrogáis, deciros que me he trasladado y por tanto no seguiré escribiendo aquí. El nuevo blog -que contiene también las entradas de este mismo-, es éste:

http://www.en-busca-y-captura.blogspot.com/

Como siempre, público para quien quiera disfrutarlo, odiarlo, amarlo, criticarlo y todo lo que se le ocurra.

martes, 1 de junio de 2010

Con un café en la mano: La amistad entre sexos

Hay quien dice que es un mito. Otros que existe pero es muy difícil de mantener. Algunos que siempre hay intenciones ocultas, y unos pocos que nunca debería haber problema para que funcionara.

Y hasta ahora yo era de estos últimos. Nunca me había parecido difícil mantener una amistad con alguien al que quisiera como amigo, nunca. Y menos con David. El tío con el que podía mantener una conversación de borrachos sin perder la dignidad, el tío con el que podía hablar de todo, comer patatas a las tantas de la madrugada, probar la cerveza por primera vez, con el que podía sentarme horas en un callejón en silencio mirando al infinito sin que fuera incómodo y sentirme reñida de modo cariñoso por fumarme un cigarrillo. Ése es mi amigo, esa soy yo.

No puedo soportar la idea de que ahora él sea ese que se declaró y yo esa que le besó, que le di esperanzas por no perderlo, cuando en realidad lo único y mejor que me une a él es su amistad.

Diría que está todo perdido, que es irrecuperable. Que nunca podremos volver a ser amigos. Bien, no sé si será el café o que es todavía demasiado pronto, pero desde luego hay algo que tengo claro: haré lo imposible por recuperar su amistad. Quien dude de que podamos, no nos conoce. Ni a él, ni a mí.

Con un café en la mano: La amistad entre sexos

Hay quien dice que es un mito. Otros que existe pero es muy difícil de mantener. Algunos que siempre hay intenciones ocultas, y unos pocos que nunca debería haber problema para que funcionara.

Y hasta ahora yo era de estos últimos. Nunca me había parecido difícil mantener una amistad con alguien al que quisiera como amigo, nunca. Y menos con David. El tío con el que podía mantener una conversación de borrachos sin perder la dignidad, el tío con el que podía hablar de todo, comer patatas a las tantas de la madrugada, probar la cerveza por primera vez, con el que podía sentarme horas en un callejón en silencio mirando al infinito sin que fuera incómodo y sentirme reñida de modo cariñoso por fumarme un cigarrillo. Ése es mi amigo, esa soy yo.

No puedo soportar la idea de que ahora él sea ese que se declaró y yo esa que le besó, que le di esperanzas por no perderlo, cuando en realidad lo único y mejor que me une a él es su amistad.

Diría que está todo perdido, que es irrecuperable. Que nunca podremos volver a ser amigos. Bien, no sé si será el café o que es todavía demasiado pronto, pero desde luego hay algo que tengo claro: haré lo imposible por recuperar su amistad. Quien dude de que podamos, no nos conoce. Ni a él, ni a mí.