Está preparando café en la cocina. Para mí, él no bebe café. Eso me sulfura. No el echo de que no lo beba, sino que me lo prepare a mí. Solo yo sé hacerlo como a mí me gusta. Se da la vuelta y enarca una ceja.
-¿A qué hora llegaste ayer? Ni te vi cuando llegué yo de madrugada...
-Pues la verdad es que no lo sé.
-¡¿Cómo que no lo sabes?!
-¡No! ¡No lo sé! ¡Llegué fumada y tus ronquidos no me dejaban ver la hora en el reloj!
Y salgo con la barbilla alta, mientras me mira boquiabierto. Una salida triunfal. Llego a mi habitación y me río. Sí, el olor del café por las mañanas me vuelve loca.
Eres toda una princesa, me encantas. -Yo no soy una princesa. -Sí lo eres. -No, ni quiero. Sé que intentas comerme la oreja para después comerme la boca pero lo único que te vas a comer esta noche es una hostia.
TRASLADO EFECTUADO.
Para los que me interrogáis, deciros que me he trasladado y por tanto no seguiré escribiendo aquí. El nuevo blog -que contiene también las entradas de este mismo-, es éste:
http://www.en-busca-y-captura.blogspot.com/
Como siempre, público para quien quiera disfrutarlo, odiarlo, amarlo, criticarlo y todo lo que se le ocurra.
http://www.en-busca-y-captura.blogspot.com/
Como siempre, público para quien quiera disfrutarlo, odiarlo, amarlo, criticarlo y todo lo que se le ocurra.
Mi cocina, mi café
Está preparando café en la cocina. Para mí, él no bebe café. Eso me sulfura. No el echo de que no lo beba, sino que me lo prepare a mí. Solo yo sé hacerlo como a mí me gusta. Se da la vuelta y enarca una ceja.
-¿A qué hora llegaste ayer? Ni te vi cuando llegué yo de madrugada...
-Pues la verdad es que no lo sé.
-¡¿Cómo que no lo sabes?!
-¡No! ¡No lo sé! ¡Llegué fumada y tus ronquidos no me dejaban ver la hora en el reloj!
Y salgo con la barbilla alta, mientras me mira boquiabierto. Una salida triunfal. Llego a mi habitación y me río. Sí, el olor del café por las mañanas me vuelve loca.
-¿A qué hora llegaste ayer? Ni te vi cuando llegué yo de madrugada...
-Pues la verdad es que no lo sé.
-¡¿Cómo que no lo sabes?!
-¡No! ¡No lo sé! ¡Llegué fumada y tus ronquidos no me dejaban ver la hora en el reloj!
Y salgo con la barbilla alta, mientras me mira boquiabierto. Una salida triunfal. Llego a mi habitación y me río. Sí, el olor del café por las mañanas me vuelve loca.